miércoles, 30 de mayo de 2012

Carolina Sturla escribe...


Sobre héroes que son súper
¡Ah siempre tuve algo con los super héroes!
Al principio fue con Superman, alquilábamos las películas en VHS y las mirábamos una y otra vez y después ¡una vez más! al final  las devolvíamos con la cinta finita y gastada. Eran esas con Christopher Reeve, que si las engancho ahora en algún zapping cambio rápido para que no se me arruine el recuerdo, hoy parecen opacas, con efectos malos y un poco teñidas en retrospectiva de tragedia. Pero en ese momento eran espectaculares. Escribo los verbos en plural porque las miraba con mi reciente adquisición de hermano: Guillermo, que era fanático declarado y eso fue de las primeras cosas que compartimos. Y fue tan bueno tener algo que compartir, entre tantos desconocidos que ahora eran familia…  Él tenía un traje de Super, un enterito, bien sintético, se lo ponía a la mañana y se lo sacaba para… no, no se lo sacaba ni cuando se iba a dormir. Incluso en verano se lo dejaba puesto sin importarle el calor y todo lo que tanta lycra le hacía transpirar. Supongo que al igual que él, a Super tampoco le importaba si subían o bajaban los grados centígrados.
Y las de Batman también las vimos juntos, más modernas y oscuras las películas, más cerca de la adolescencia, nosotros. Nos traían a Buenos Aires en las vacaciones de invierno, cine más un combo con papas eran los grandes atractivos y paradas obligadas de la ciudad. Es que en Tandil había sólo un cine, el Alfa… Y al Alfa sólo llegaban películas a las cuales nos condenaban los domingo a la tarde, en un largo continuado, entrábamos comiendo puflitos de colores y salíamos de noche con invierno en la nariz cantando alguna canción de la última película de Xuxa o llorando por la muerte de alguna mascota, en esas películas siempre había un perro o un gato que se extraviaba de su dueños o iba al cielo.  Las de super héroes no llegaban. Entonces volvíamos de las vacaciones al colegio con las primicias.
Y unos años antes en el Colegio, cuando sonaba el timbre de recreo, salíamos corriendo en un grito de libertad del aula al patio… Nos reuníamos con un grupo de compañeros debajo de las escaleras, en el garaje de los curas, ese hueco oscuro y fuera de la vista de los maestros hacía las veces de guarida; el guardapolvo gris totalmente desabrochado a excepción del primer botón, de capa; y mi amiga Agustina y yo (únicas chicas aceptadas en este juego de varones) nos convertíamos en la Mujer Maravilla y Batichica. Empezaba el juego…
Después dejé de jugar, empecé a soñar.
Soñaba que volaba.
Soñaba que daba un pequeño salto y volaba. Un sueño de esos recurrentes.
Hoy no vuelo ni sueño que vuelo.
 ¡Hoy ensayo con superhéroes!

domingo, 20 de mayo de 2012

Los encuentros






Lucia

Lucía es una incógnita, son esos seres llenos de mundo que aparecen y dan vuelta una historia. La propuesta dramatúrgica le exige, que en lo que dura una breve escena, se ponga a la altura de Robin, de don Súper, pero no con “poderes”, debía ser algo que fuera su síntesis, que emanara de ella y provocara un giro. Lucia tenía una edad imprecisa, originalmente había sido una niña, ahora necesitábamos  que cruzara la adolescencia que se vive en la calle, intuíamos que debía buscar refugio, que aparecía debajo de la lluvia, que flotaba y queríamos que al verla provocara una imagen tan intensa como la de los superhéroes. Carolina es una de esas actrices imprescindibles cuando es necesario intentar el enorme desafío de abarcar dos planos, la conozco hace años, ha sido una Nina que no olvidaré, tiene el poder de ser niña y mujer a su antojo y algo que es más fantástico aun puede serlo al mismo tiempo como puede ser silencio y música o estar ausente y presente. Eso. Una actriz que puede desplegarse y desaparecer en pliegues ante nuestros ojos. Robin buscaba, como buscábamos  nosotros, Lucia venía de la lluvia y se refugiaba con preguntas. Un día, en un segundo, la actriz hizo, emanó su poder y dejó a los superhéroes con la boca abierta.  Escuchamos Robin in love.


En un bar sobre Corrientes

Buscábamos asistente, nos citamos en El Libertador, un sábado de mañana. Esperábamos sentados con Camila, mi hija,  mirando por una ventana enorme, de pronto la vemos pasar, no la conocíamos pero enseguida supimos que era ella, sin embargo Carina no nos vio, cruzó la calle y desde la otra esquina nos llamó. Desorientada, mendocina recién llegada, pura sonrisa, actriz, enorme curriculum, mamá. Le dije todo para asustarla y sin embargo la invité a ver los ensayos, le avisé al elenco, Carina vino algunas veces, un día se había vuelto el ojo y el faro. No sabemos dar un paso sin mirarla.


Por esas cuerdas

Hernán que es Batman escucha que yo sueño en voz alta. Le digo que sería alucinante tener música, música original para algunos momentos. Hernán tiene un primo que es músico en Córdoba, le habla, regresa entusiasmado, quiere venir a ver un ensayo y quiere componer la música. Me quedo tambaleando, mirá… vamos a ver… lo vemos….
Unos días después, así como es todo, Martín y su mujer viajan a Buenos Aires, hacemos un ensayo de fin de semana largo para que el músico pueda ver. Martín llega con un teclado, trae varias guitarras, un bajo, equipos, se pone auriculares los actores ensayan y él trabaja sobre el teclado, pasamos otra escena y escucho el clac, clac sordo de las teclas del piano. Toda una tarde, se improvisa una chacarera inolvidable con Batman, Martín es generoso, gracioso, afectivo, quedamos para seguir al otro día, esa noche casi no duerme encerrado en una habitación componiendo, al día siguiente lo mismo, pero empieza a mostrar lo bocetos. Nos quedamos mudos, azorados, orgullosos, la coincidencia de anhelos es absoluta. Una vez más el encuentro del otro imprescindible para el viaje. Martín siguió trabajando ya en Córdoba y recibiendo sugerencias, la música que compuso para nosotros será una sorpresa emocionante para el público. 











Salir del agua y no secarse

Tardamos mucho en hallar a Aquaman, necesitábamos resolver otras cuestiones y mientras tanto íbamos invitando, algunos actores no podían otros no querían otros no satisfacían cierta intuición que teníamos. El tiempo pasaba y no había apuro, al final como siempre la búsqueda comenzó a ser urgente llegó Alejandro, hablamos poco, unos indicios, era sorprendente su cara de miedo y la risa franca que le provocaba la propuesta. Salió al toro directamente en los ensayos, frente a un grupo que apenas conocía, nada diferente a lo que hacen los actores en general, pero esto no era un casting, no me gustan los casting, era la obra, los ensayos de la obra, estaba adentro de un tren que se movía con mucha fuerza y solo le habíamos dado un par de palabras y una palmada en el hombro. Lo hizo, se puso en los pies de Aquaman, trajo las novedades y entró en lo que fue “La agencia los justos” con noticias para Batman.
Ese día completamos el elenco, la sonrisa de Alejandro iluminaba.











La piel del espacio

En la facultad conocí a Osvaldo Melian, yo hacía dirección y él escenografía, la materia era para las dos carreras y también vestuario el profesor era Calmet. Osvaldo tiene 30 años en el Colón,  sabe, tiene experiencia y sensibilidad, ha participado en espectáculos maravillosos. Le propuse la escenografía, aceptó, hablamos sobre mi convicción de que “el espacio” también tiene que venir de adentro de los ensayos y un día en La Giralda me trajo una maqueta y los primeros planos, me emocioné, eso tiene Osvaldo se enamora del proyecto y no para de crear y acompañar.






martes, 8 de mayo de 2012

El espacio que sueña su forma




Superman (Fabián Caero) probando un "Superma... te" antes de comenzar el ensayo.


Los elementos de la mesa en la agencia " Los Justos".


El vestuario en llamas

En el San Martín una tarde hablando con Norberto Laino le pegunté por una vestuarista. Laino es inmensamente generoso salió disparado hacia la puerta y regresó acompañado de Maite. ¡Esta es mi asistente, es escenógrafa y vestuarista! ¡Cuidala!
Maite se sumó a los ensayos con la urgencia de salvar una catástrofe, el vestuario exigía una comprensión y una visión especial. Maite saca conejos de la galera, trabaja y trabaja y jamás pierde la sonrisa enorme y la capacidad de invitar a decir gracias con mayúsculas. 

Un día. El autor.
 1-
Recibo un llamado, unos actores habían leído mi obra y querían hacerla. Quieren hablar con el dramaturgo. Tocan el timbre bajo del ascensor pensando quién hará a quién, apenas abro la puerta y miro hacia la calle no puedo evitar que mi corazón de dos vueltas en le aire. Detrás del vidrio, parados en la calle,  vestidos como cualquier mortal Batman y Superman me esperaban con una sonrisa y una docena de facturas.

2-
La primera merienda con la encarnación de los personajes escritos, el teatro tiene esa potente magia de las cosas que ocurren afuera del escenario.
Profundas coincidencias, conexiones inteligentes, afecto, ética, entusiasmo, cosas que importan más que la experiencia o revisar curriculum.
Libero la obra, que vaya con ellos percibo que son actores de enorme talento. Ahora buscan un director. Les deseo lo mejor. Me quedo en casa pensando ¿otro va a dirigir esta obra? ¿Sobre todo esta?
En la calle Superman le dice a Batman:  dale dos días y nos llama, la quiere dirigir él.
Batman responde: ¿Vos decís?

3-
Hola. ¿Consiguieron director? Porque yo pensaba que sería bueno….

4-
Voy a dirigir mi obra. Ahora a buscar a Robin.
Batman conoce a Robin de antiguas clases con Alezzo. El mundo es un pañuelo, tal vez Alezzo lo sepa.
El día que llega David no cabe la menor duda de que será Robin.
David/Robin dice: La única condición es  que se cumpla.
 
5-
He tenido una vida feliz y maravillosa siempre lo repito. Ahora me gusta agregar y los que me conocen saben que no miento, tengo el honor de unas tardes de mate con Batman, Robin y don Súper que jamás olvidaré.


Gambeta al réquiem de los héroes
Hace unos años estuve mucho tiempo sin trabajo, más de una año, solo unos cursos y algunos trabajos temporarios sostuvieron el plano que se inclinaba cada vez más hacia el desastre rotundo. Afortunadamente estaba rodeado de amor.  En uno de esos días caminaba por la estación de San Miguel pensando que sería un buen lugar para ocultar aquella pena y lo que vendría. El héroe que alguna vez había sido para mi familia regresaba con otra incógnita con otro: cualquier cosa te llamamos…
De regreso a mi departamento en Chacarita me senté a escribir como exorcismo: En un local sucio y viejo que antiguamente fue la agencia “Los Justos” viven sus días de vejez y decadencia Batman que hace guardia en un supermercado chino, Robin que tiene la enfermedad de la eterna adolescencia y ahora Superman al que han rescatado de la calle y el alcohol y que solo anhela terminar su días cantando tangos en un bar de la playa.
Por esos días había obtenido la beca nacional de dramaturgia del INT y estaba haciendo taller con Andrés Binetti y el grupo de dramaturgos de los martes. A la luz de esa compañía invaluable nació la obra.






domingo, 6 de mayo de 2012

The Batman's Chacarera

En uno de los ensayos vino nuestro "músico original", Martín Rodríguez, para ver cómo es la obra y generar, ahí mismo, in situ, algo de lo que será la música que escucharán en el teatro, cuando estrenemos.

Como parte de la locura creativa surgió esta chacarera que, afortunadamente y gracias a los avances de la tecnología, pudimos capturar en video con un celular. En el video lo vemos a Batman (Hernán Márquez) "demostrando" sus habilidades.

Presten atención a la base musical, inspirada en la legendaria serie televisiva de los años '60 que, quienes hoy somos cuarentones o cincuentones, veíamos mientras tomábamos la merienda, antes o después de la escuela.