domingo, 20 de mayo de 2012

Los encuentros






Lucia

Lucía es una incógnita, son esos seres llenos de mundo que aparecen y dan vuelta una historia. La propuesta dramatúrgica le exige, que en lo que dura una breve escena, se ponga a la altura de Robin, de don Súper, pero no con “poderes”, debía ser algo que fuera su síntesis, que emanara de ella y provocara un giro. Lucia tenía una edad imprecisa, originalmente había sido una niña, ahora necesitábamos  que cruzara la adolescencia que se vive en la calle, intuíamos que debía buscar refugio, que aparecía debajo de la lluvia, que flotaba y queríamos que al verla provocara una imagen tan intensa como la de los superhéroes. Carolina es una de esas actrices imprescindibles cuando es necesario intentar el enorme desafío de abarcar dos planos, la conozco hace años, ha sido una Nina que no olvidaré, tiene el poder de ser niña y mujer a su antojo y algo que es más fantástico aun puede serlo al mismo tiempo como puede ser silencio y música o estar ausente y presente. Eso. Una actriz que puede desplegarse y desaparecer en pliegues ante nuestros ojos. Robin buscaba, como buscábamos  nosotros, Lucia venía de la lluvia y se refugiaba con preguntas. Un día, en un segundo, la actriz hizo, emanó su poder y dejó a los superhéroes con la boca abierta.  Escuchamos Robin in love.


En un bar sobre Corrientes

Buscábamos asistente, nos citamos en El Libertador, un sábado de mañana. Esperábamos sentados con Camila, mi hija,  mirando por una ventana enorme, de pronto la vemos pasar, no la conocíamos pero enseguida supimos que era ella, sin embargo Carina no nos vio, cruzó la calle y desde la otra esquina nos llamó. Desorientada, mendocina recién llegada, pura sonrisa, actriz, enorme curriculum, mamá. Le dije todo para asustarla y sin embargo la invité a ver los ensayos, le avisé al elenco, Carina vino algunas veces, un día se había vuelto el ojo y el faro. No sabemos dar un paso sin mirarla.


Por esas cuerdas

Hernán que es Batman escucha que yo sueño en voz alta. Le digo que sería alucinante tener música, música original para algunos momentos. Hernán tiene un primo que es músico en Córdoba, le habla, regresa entusiasmado, quiere venir a ver un ensayo y quiere componer la música. Me quedo tambaleando, mirá… vamos a ver… lo vemos….
Unos días después, así como es todo, Martín y su mujer viajan a Buenos Aires, hacemos un ensayo de fin de semana largo para que el músico pueda ver. Martín llega con un teclado, trae varias guitarras, un bajo, equipos, se pone auriculares los actores ensayan y él trabaja sobre el teclado, pasamos otra escena y escucho el clac, clac sordo de las teclas del piano. Toda una tarde, se improvisa una chacarera inolvidable con Batman, Martín es generoso, gracioso, afectivo, quedamos para seguir al otro día, esa noche casi no duerme encerrado en una habitación componiendo, al día siguiente lo mismo, pero empieza a mostrar lo bocetos. Nos quedamos mudos, azorados, orgullosos, la coincidencia de anhelos es absoluta. Una vez más el encuentro del otro imprescindible para el viaje. Martín siguió trabajando ya en Córdoba y recibiendo sugerencias, la música que compuso para nosotros será una sorpresa emocionante para el público. 











Salir del agua y no secarse

Tardamos mucho en hallar a Aquaman, necesitábamos resolver otras cuestiones y mientras tanto íbamos invitando, algunos actores no podían otros no querían otros no satisfacían cierta intuición que teníamos. El tiempo pasaba y no había apuro, al final como siempre la búsqueda comenzó a ser urgente llegó Alejandro, hablamos poco, unos indicios, era sorprendente su cara de miedo y la risa franca que le provocaba la propuesta. Salió al toro directamente en los ensayos, frente a un grupo que apenas conocía, nada diferente a lo que hacen los actores en general, pero esto no era un casting, no me gustan los casting, era la obra, los ensayos de la obra, estaba adentro de un tren que se movía con mucha fuerza y solo le habíamos dado un par de palabras y una palmada en el hombro. Lo hizo, se puso en los pies de Aquaman, trajo las novedades y entró en lo que fue “La agencia los justos” con noticias para Batman.
Ese día completamos el elenco, la sonrisa de Alejandro iluminaba.











La piel del espacio

En la facultad conocí a Osvaldo Melian, yo hacía dirección y él escenografía, la materia era para las dos carreras y también vestuario el profesor era Calmet. Osvaldo tiene 30 años en el Colón,  sabe, tiene experiencia y sensibilidad, ha participado en espectáculos maravillosos. Le propuse la escenografía, aceptó, hablamos sobre mi convicción de que “el espacio” también tiene que venir de adentro de los ensayos y un día en La Giralda me trajo una maqueta y los primeros planos, me emocioné, eso tiene Osvaldo se enamora del proyecto y no para de crear y acompañar.






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